Tengo la dicha de continuar con mi desarrollo personal y profesional, de tomar retos nuevos en un sector distinto; y lo más importante, de estar más cerca de Sebastián y Sofía.
Pero hoy no voy a escribir sobre mi futuro, quiero escribir un poco sobre el pasado y presente. El pasado se me vuelve borroso en algunos momentos, hay días en los que parece que fue ayer cuando por primera vez pisé las instalaciones de Salica del Ecuador S.A., hay otros en los que te da la sensación de haber estado por siempre.
Con ilusión y expectativa llegué para asombrarme de todo el trabajo que conlleva realizar una conserva de atún, después comprendí que no era cualquier conserva, se trata de la mejor del país indudablemente. Con el pasar de los días aprendí mucho de este negocio, tuve la suerte de tener a Marlon como jefe inmediato, un tipo buena onda que lidera con ejemplo, apoyando y aportando en el crecimiento de los que lo rodean, y que además es como un “google atunero”, pregúntale lo que quieras de este negocio, él lo sabe.
Poco a poco fue encarnándose en mí una marca de nombre sencillo pero con mucha expectativa, donde metimos mucho trabajo, mucho tiempo, muchos kilómetros y muchas neuronas. He vivido esta marca con una pasión tal, que inclusive ha hecho que algunas personas llamen a mi celular y pregunten por el Sr. Campos! Hoy esa marca necesita más trabajo, tiempo, kilómetros y neuronas, hoy debo dejarla, hoy debo salir de esta casa y llegar a una nueva. No negaré que me emocionan los nuevos retos que he decidido aceptar, pero sería infiel a mis convicciones si no reconozco la profunda nostalgia que siento hoy que estoy a punto de partir.
Quiero agradecer a Gorka (el CEO más sencillo y estratégico que he conocido); a Paco, que creyó en mi trabajo y me permitió participar en muchos temas y proyectos estratégicos; a Marlon y todo el equipo comercial, por el día a día, el apoyo incondicional, la confianza y sobre todo, por la amistad; a los directores departamentales y de las demás empresas del grupo, fue el mayor de los placeres trabajar con ustedes y con todo el personal en general.
También a los muchos amigos que se quedan (no necesito nombrarlos), pero en especial a Guilver, un personaje singular, gruñón a primera vista, pero con un corazón enorme, con un nivel de sacrificio bárbaro por su familia, sus principios, su trabajo y su equipo. Gracias Guilver porque ser tu amigo es un privilegio y un honor.
Solo me queda desearles a todos el mayor de los éxitos para el futuro para todos los que forman el Grupo Albacora. Estas conservas, las conservaré siempre!